Soy un fiel amante del
cacahuete. Tanto por su sabor, como por los grandes beneficios que posee el
añadir su consumo a nuestra dieta diaria.
Recomiendo
encarecidamente que antes de leer el presente artículo, lea la primera parte de
esta pequeña guía. Dicho artículo se llama “Cacahuetes:
salud y sabor”, y fue publicado en Powerexplosive.com, donde explico de
manera general algunos aspectos del cacahuete o maní, como sus nutrientes, las
maneras frecuentes de su comercialización, estudios que relacionan su consumo
con beneficios en la salud, alergias y contaminación por aflatoxinas.
En esta segunda parte
de la guía, iré un poco más allá. Explicaré aspectos que no toqué en el primer
artículo, todo en base a una revisión novedosa publicada en 2015, llamada “Peanuts as functional food: a review” (Shalini S. Arya, Journal Food Science
Technology, 2015). La información que aportaré estará basada en dicha
revisión, por lo tanto, podréis echar un ojo a su full, por si queréis
comprobar las afirmaciones en base a sus referencias científicas.
Aunque este artículo no
solo irá enfocado a resumir la anterior revisión. Un artículo publicado en El
País, llamado “Un
puñado de cacahuetes al día es demasiado”, hacía mención a nuestro maní, y
bajo referencias no fundamentadas, echaba pestes al consumo medio de frutos secos,
y más concretamente, al del cacahuete (aunque no sea un fruto seco).
Intentaremos responder
con fundamento a cada una de sus afirmaciones no ciertas.
El
cacahuete: más información
Repasaremos algunos
conceptos ya escritos en la primera parte del artículo, pero creo necesario
decir al principio, que el cacahuete no es un fruto seco. Botánicamente, es
considerado una leguminosa y oleaginosa (por su alto contenido en aceite).
Sin embargo, socialmente, e incluso muchos estudios, comparan al cacahuete con
frutos secos como las nueces.
Grasas
Conforman alrededor del
50% del valor energético total. Un 50% de esas grasas, son ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico primordialmente, como
el del aceite de oliva), que han demostrado mejorar los perfiles lipídicos,
disminuyendo el colesterol total y disminuyendo las lipoproteínas LDL.
Carbohidratos
Casi toda su
composición es a base de fibra,
aparte de un contenido en sacarosa.
La fibra mayoritaria es
insoluble. Posee un índice glucémico (IG) y carga glucémica (CG) muy baja.
Afecta muy poco a la glucemia, incluso cuando se ingieren con alimentos de alta
CG, como pan y zumo. En estudios se ha podido comprobar cómo los cacahuetes
redujeron la glucemia.
Proteínas
Según PDCAAS, los
cacahuetes poseen un valor de 0’7 sobre 1 (rango máximo), calidad equiparable a
carne y huevos. No creo que PDCAAS sea el mejor método para evaluar la calidad
proteica del cacahuete, ya que al contener compuestos antinutritivos (ácido
fítico en este caso), no se podría comprobar la digestibilidad total.
Aunque los cacahuetes
son muy ricos en el aminoácido arginina,
es limitante en los aminoácidos lisina y metionina.
Compuestos bioactivos y
micronutrientes
Los cacahuetes son muy
ricos en vitaminas y minerales, aparte de compuestos bioactivos como polifenoles (resveratrol
el mayoritario), coenzima Q10, etc.
Todos estos compuestos bioactivos son los responsables de relacionar su consumo
con mejor salud.
Sería interesante que
al comer el cacahuete, no tiremos su piel rojiza característica, ya que en ella
se encuentran la mayoría de compuestos bioactivos, aparte de su fibra
insoluble.
Las
falacias dichas en el artículo de El País
Cuando se habla de
alimentos grasos, como los frutos secos, los medios de comunicación siempre
salen a la palestra con afirmaciones poco rigurosas hoy día.
En el artículo ‘Un puñado de cacahuetes al día es demasiado’,
la autora añade que ‘pasarse’ con los
cacahuetes podría ocasionarnos tres consecuencias nefastas.
Vayamos por partes:
PRIMERA AFIRMACIÓN ERRÓNEA – AUMENTO DE PESO
“Como dice la doctora Rosso, “estos frutos secos controlan la
tensión y aumentan las defensas, pero tienen un alto valor energético". Pero
toca contar. “Conviene tomar 50 gramos
(33 cacahuetes, sin nada más) como comida de mediodía o media tarde. Y solo
eventualmente: una o dos veces por semana”, dice la doctora Rosso. Ingiera más que el puñado recomendado cada
4 o 5 días, y logrará rápidamente el efecto contrario, y con más velocidad que
con otras sustancias. “Si se toma un puñado pequeño al día, de manera continua,
se puede llegar a engordar hasta 1 kilo al mes”, asegura la doctora Mar
Mira. Eso es porque son extra densos en calorías, lo que significa que tienen
más energía por ración que la mayoría de otros alimentos. Por ejemplo, 100
gramos de cacahuetes tienen 567 calorías, mientras que el mismo peso de pasta
cocida tiene tan solo 130 calorías.”
Parece
que las doctoras Rosso y Mira han leído más bien poco sobre los últimos
estudios sobre frutos secos y cacahuetes.
Me
parece completamente impresionante que esté diciendo que solo se pueda comer
cacahuetes 1 – 2 veces por semana, y que se puede llegar a engordar hasta 1 Kg
al mes, sin tener en cuenta ningún parámetro dietético del individuo.
Creo –o
espero- que las doctoras no han leído estudios como “Impact of peanuts and tree nutrs on body weight and healthy weight loss
in adults” (2008, The Journal of Nutrition), donde se comprueba que el
consumo de cacahuetes no se relaciona con aumento de peso a pesar de su alto
contenido calórico, ya que aún no se conocen los mecanismos de metabolización
del maní y resto de frutos secos.
¿Y habrán leído?:
En
http://www.nutstudies.org/Almond1996pub3.pdf (2011),
se les añadió a 100 personas unos 50 gramos diarios de almendras. Aunque
ingerían unas 150 kilocalorías más al día que el grupo normocalórico,
no hubo aumento de peso.
En
http://www.nutritionj.com/content/11/1/20 (2010),
se dividieron a dos grupos de 35 cada uno. Al primero lo alimentaron con 50
gramos de pistachos, y al otro grupo, una ración de galletas con las mismas
kilocalorías equivalentes a los pistachos.
A
pesar de que cada grupo comió el mismo número de kcal, el grupo de los
pistachos adelgazó más.
En
http://www.nutstudies.org/walnut2000pub1.pdf (2005),
a 50 personas se les añadió a la alimentación 35 gramos de nueces. Lo más
curioso fue que aunque en global los que comieron más nueces también ingerían
más energía (unas 130 kilocalorías más),
no
afectó al peso.
SEGUNDA
AFIRMACIÓN ERRÓNEA – TRASTORNOS DIGESTIVOS
¿De verdad este
apartado se considera una “consecuencia nefasta”?
Ya que el cacahuete es
una legumbre, sus oligosacáridos son más difícilmente digeribles por nuestra
microbiota, y podría dar lugar a gases y problemas digestivos. Exactamente igual (incluso en mucha menor medida) que garbanzos, lentejas y alubias. Pero claro,
si el alimento lleva grasa, se le demoniza.
No es una consecuencia
nefasta ni mortal. Este apartado me parece el más ridículo por parte del
artículo.
TERCERA
AFIRMACIÓN ERRÓNEA – PROBLEMAS HEPÁTICOS
Achacan posibles
problemas hepáticos… ¡a su cantidad alta de grasa! Querría ver problemas
hepáticos por un consumo de grasas monoinsaturadas. Que me enseñen evidencias,
porque no las hay. Ridículo.
De lo que sí podría
haber relación es por una posible formación de aflatoxinas, toxinas naturales
que podrían aparecer por el hongo Aspergillus
flavus, pero EFSA tiene bastante controlado este tema, y más le vale, con
todos los problemas que llevan apareciendo en torno a la Seguridad Alimentaria.
El porcentaje de
aparición de aflatoxinas en alimentos de manera rutinaria es pequeñísimo. Es
como decir que no comas huevos, por una posible contaminación de la bacteria
Salmonella.
Lo dicho, juzguen
ustedes mismos la clase de periodismo alimentario que hay en este país.