En este artículo, analizaremos la
evidencia existente en torno a la suplementación con vitamina E y su muy mencionado
beneficio en el rendimiento deportivo. Suplementos de vitamina E son recomendados en muchas preparaciones de culturismo.
¿Realmente mejora el rendimiento?
No pretendo ahondar en detalle acerca de las generalidades de la
vitamina E, pero para comprender su papel en el rendimiento deportivo, debemos
conocer acerca de su naturaleza y características biológicas.
Características básicas de la vitamina E
La vitamina E, es un compuesto liposoluble que se encuentra unido a los
lípidos dietarios. Está formado por compuestos denominados tocoferoles, donde
el α-tocoferol es el metabolito activo de mayor relevancia.
Se encuentra principalmente en
aceites vegetales y margarinas, y en menor medida en cereales, vegetales, huevos
y carnes.
Dentro de sus principales funciones destaca su efecto antioxidante. Esta
acción protectora está destinada a combatir la peroxidación de ácidos grasos
poliinsaturados y radicales libres (Rl) solubles en grasa de los fosfolípidos
de la membrana plasmática. Además, llevan a cabo funciones fisicoquímicas
involucradas en la estabilización de la propia pared celular.
La absorción de la vitamina E a nivel intestinal es limitada, llegando a
ser de entre 20 y 40 % de la cantidad consumida con el alimento y/o suplemento.
Su transporte en el plasma está ligado a las lipoproteínas, de ahí que
su concentración dependa de los niveles de lípidos en sangre. Su concentración
se podría ver disminuida en casos en los que no hay una producción biliar
normal, ya que gracias a este compuesto lipídico es que la lipasa pancreática
realiza su función digestiva, permitiendo la posterior absorción de la vitamina
junto con las demás moléculas liposolubles.
Consumo actual de suplementos de vitamina E en el deporte
Desde hace un par de décadas, la suplementación con antioxidantes (AO)
pasó a ser de considerable interés en el mundo de la nutrición deportiva.
Se utilizan ampliamente en el sector deportivo con el fin de reducir el
estrés oxidativo (EO) generado por la elevada demanda metabólica de actividades
extenuantes, optimizar la recuperación muscular y promover mejoras en el
rendimiento.
A pesar de todo, la evidencia en torno al tema del posible efecto beneficioso
de los antioxidantes como coadyuvantes en la mejora del rendimiento deportivo,
mediante la regulación de las variables ya mencionadas, no es determinante. Por
lo contrario, es posible que elevadas dosis de antioxidamente, además de no inducir mejora
alguna en el rendimiento, pudiera empeorarlo mediante la interferencia en los
procesos adaptativos del organismo ante las demandas fisiológicas exigidas por
el ejercicio.
Dado que los antioxidantes son de libre venta, es muy común observar
consumos desmedidos por parte de atletas, recomendados erróneamente por sus
entrenadores y nutricionistas. Mediante la frase “son vitaminas, el cuerpo las
desecha rápidamente sin problema alguno”, se escuda su recomendación. Pero,
como veremos más adelante, incluso siendo vitaminas hidrosolubles (de más fácil
excreción), pueden traer consecuencias negativas, tanto a nivel de salud como de
rendimiento en el deporte.
¿Beneficio a nivel de
rendimiento deportivo?
Antes que nada, quiero dejar en claro que el estrés oxidativo generado por el
ejercicio no es del todo perjudicial. Forma parte del proceso de adaptación del
organismo ante las demandas metabólicas inducidas por el ejercicio. Tal y como
se muestra a continuación.
En un estudio de Davis y otros, (1982) se encontró que los radicales
libres funcionan como mediadores en la señalización de procesos adaptativos del
ejercicio, aumentando la biogénesis mitocondrial. [3]
Similares resultados, los autores concuerdan en que los radicales libres
juegan un papel importante en el sistema inmune y en diferentes procesos
hormonales. [2]
A pesar de estar induciendo un posible daño al evitar que se manifiesten
estos procesos adaptativos, el abuso de antioxidantes, precisamente vitamina E,
podría ser perjudicial por otros aspectos.
Rietjens y otros (2002), concluyen que grandes dosis de vitaminas C y E, carotenoides y flavonoides
pueden resultar nocivos para la salud, precisamente por su efecto prooxidante. [5]
Incluso, en este meta-análisis se observó una posible relación entre el
abuso de suplementos de vitamina E, beta caroteno y vitamina A y el riesgo de
muerte. [1]
Dependiendo de la dosis y las condiciones experimentales, la vitamina E
puede cumplir función tanto antioxidante, como prooxidante.
Elevadas dosis de la vitamina combinado con un marcado estrés oxidativo
pueden generar especies reactivas de α-tocoferol, las cuales tiene la capacidad
de iniciar por si solas la peroxidación de lípidos, provocando daños a nivel de
membrana celular, con consecuentes efectos carcinogénicos. [4]
Algunos casos refieren mínimos beneficios en la reducción del estrés
oxidativo inducido por el ejercicio [9], o bien, mejoras en la
sensibilidad insulínica y utilización de glucosa a nivel muscular tras la
ingestión de suplementos de vitamina E [10]; siendo necesario una
mayor rigurosidad en investigaciones similares.
Fischer y otros [13], utilizaron la isoforma gamma de la
vitamina (γ-tocoferol) junto con ácido ascórbico, encontrando interesantes
resultados, en donde se vio una disminución en la concentración de proteínas de
choque térmico posterior a ejercicio extenuante. Este grupo de proteínas son
producidas bajo situaciones de elevado estrés orgánico, en donde tiene partida
el ejercicio de alto impacto metabólico. Sin embargo, este hallazgo fue refutado
por posteriores estudios. [14]
A pesar de los resultados favorables mencionados anteriormente, la
evidencia no es contundente, y todo indica que su uso resulta inútil en lo que
a rendimiento deportivo respecta [12].
En este estudio [4] se encontró que la suplementación con
vitamina E no produjo una disminución de citoquinas inflamatorias, cambios en
los niveles leucocitarios, ni redujo el estrés oxidativo generado durante una
competencia de triatlón.
Keong y otros (2006), demostraron que no hay beneficio en la resistencia
aeróbica y/o rendimiento en carrera, ni previene el daño muscular inducido por
el ejercicio, a pesar de reducir la peroxidación lipídica durante el reposo
posterior. [6] Mismo resultado aquí. [8]
Tampoco hay mejoras en términos de crecimiento muscular y/o fuerza. [15]
En términos generales, parece que no hay evidencia de que la vitamina E
pueda ejercer efectos positivos sobre el rendimiento deportivo, mediante la
optimización de alguna de las variables implicadas en este fenómeno.
En esta investigación del 2015 [7] se indica que el consumo
frecuente y variado de vegetales, frutas, granos enteros, legumbres, semillas y
demás alimentos ricos en antioxidantes naturales, es suficiente para satisfacer
la demanda en personas físicamente activas. Siendo incierto el establecimiento
de una dosis segura, o incluso, siendo incierta la funcionalidad, para la suplementación
con esta vitamina. [11]
Conclusiones
· - La
suplementación con vitamina E parece no tener efectos positivos sobre el
rendimiento deportivo.
· - Elevadas
dosis de antioxidantes, tales como vitaminas C y E, pueden traer consecuencias
negativas para la salud y rendimiento deportivo, perjudicando ciertas rutas de
señalización en los procesos adaptativos al ejercicio físico.
Recomendaciones
Consumir
una dieta variada que incluya diferentes tipos de semillas, legumbres, granos
enteros y vegetales para satisfacer la demanda de vitamina E en el organismo.
Referencias
Un post genial. Quizás la suplementación de esta vitamina es posible incorporarla de manera natural, es decir, mediante una dieta adecuada con alimentos de vitamina e tipo nueves, brócoli o maíz.
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